lunes, 28 de noviembre de 2016

Carta


Tú que has escrito tantos versos hablando de nosotros. Tú que les has puesto ritmo en tantas ocasiones. Alegre, trágico, melancólico, melódico, romántico.

Tú que pusiste al mundo de revés luchando por un amor que se resistía.
Tú que escuchaste mis lecciones, cada día, hasta que me licencié en leyes. De la vida. 

Yo que por ti di un portazo, salí del hogar, revolví mis sueños. Renuncié a Madrid, lo cambié por París, por una siesta contigo. Cuantas veces te negué, Judas habría afirmado a mi lado. Sin embargo cuantas veces te amé, no pude evitarlo.

Tal vez intensa, y muy inestable, lo cierto  es que nunca supe quererte sin intentar cambiarte. Nunca entendí tu vaso para ver la vida, siempre supe que ocultabas más de cien mentiras.
Y aquí estamos, tras recorrer una parte importante del camino diciéndonos adiós cada día. Todos los días. Y ya lo decía Hook; "nunca digas adiós, significa irse lejos e irse lejos significa olvidar."

Te habría acariciado la espalda todas las noches,
por un abrazo de frente cada mañana.

Carta a quien más he querido.
Hasta hoy.

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