lunes, 15 de mayo de 2017

Pereza

Cuantos años perdidos,

de gente maravillosa 
que ya ha encontrado su camino.
Cuantos besos extraviados,
de personas increíbles 
que nunca quise conocer.
Cuanta mierda, infinita, 
que rebosa el vaso vacío
de cristal de bohemia.
Que GRAN pereza pensar en ti.

sábado, 6 de mayo de 2017

Vamos a mojarnos.

Vamos a mojarnos.

Y no mientras diluvia en la Calle Real mientras nos besamos.
Deberíamos mojarnos de verdad, como en cada una de aquellas discusiones infructíferas,
que nos llevaron a una nada cavernícola dispuesta a destruir todo lo que habíamos construido juntos.
Deberíamos mojarnos hasta el punto de decidir si tú o Madrid,
si tus ojos de avellana o aquella casa de Malasaña llena de historias jamás contadas.
Voy a mojarme, 
como en cada una de aquellas noches tumbadas, que todavía ayer me recordaste, no sin darle antes un trago a la cerveza.
Como en nuestra esquina, tú ya sabes de lo que hablo, llena de cafés de diez minutos concisos. 
Como en cada una de nuestras playas y esos abrazos de verano, donde tú creías que no te amaba.
Voy a mojarme hasta el punto de contarte que soy visceral, y que siento mucho que hayas llegado a pensar que nunca estaba para ti. Lo cierto es que recuerdo cada una de nuestras conversaciones hasta la madrugada, impregnadas de calimocho del mejor vino de un Bar noctámbulo de Santa Cristina.
Si hablasen las paredes de todas aquellas habitaciones que pisamos de manera intensa y fugaz, y si tuviera la palabra unos segundos la estrella de plata a la que trasladamos nuestras energías, se que hoy, estarías convencido de seguir a mi lado.
Por cierto, gracias. 
Porque ya de mojarme, decirte que sin ti nunca lo habría superado.




Algo bueno.

Una vez escuché que para escribir algo bueno hay que escribir primero muchas tonterías.

Aquella frase me marcó, y no por ser quien la dijo uno de mis ídolos. También dijo que la luna tiene las manos frías, y no estoy de acuerdo.
La verdad es que aquella simple frase, me la tomé tan en serio, que hoy la aplico a todo lo que tiene que ver con la vida.
Para ser exactos, dar vueltas. Si volviese diez años atrás, quizá cambiaría muchas cosas, pero tal vez no sería quien soy ahora. Intentaré ir al grano, ya os he comentado que aquella frase me caló hondo, suelo darle bastantes vueltas a todo. Estoy trabajando en ello.
A lo que iba; para besar bien, hay primero que dar muchos besos. Para reír a carcajadas, hay primero que soltar muchas sonrisas. Para ser agradecido, hay que dar primero muchas veces las gracias. Y así, en ese camino tan incierto como inexperto, después de muchos intentos, se consigue algo realmente gratificante y bello.
El problema está en no saber apreciar cuando algo es bueno. El dejar las cosas pasar por no ponerle freno antes de que pasen, o al revés; el ponerle freno a las circunstancias y no dejar que lleguen a nada.
¿Dónde está el punto intermedio? Ese puto punto intermedio que marca la estabilidad. Decía Antonie de Saint Exupéry que caminando en línea recta no se puede llegar muy lejos. Y yo, que siempre fui muy soñadora y perspicaz creía que estaba en lo cierto.
Si volviera diez años atrás, quizás no estaría esta noche escribiendo estas líneas, casi sin pensar, bajo la luz sin velas. Estaría quizás escuchando una balada y no estaría escuchando Vértigo. Quién sabe, si estaría si quiera en esta ciudad o en este país.
Parece que siempre encontramos la respuesta cuando la pregunta ya está acabada, o peor aún, cuándo todavía no está articulada. Y después queda ese vacío existencial de qué habría sido.
Ya os adelanté que para escribir algo bueno hay que escribir primero muchas tonterías. La solución está en la página siguiente.