sábado, 16 de noviembre de 2013

Convivencia.

Me gusta verte dormir a mi lado. Me gusta cuando me levanto por las mañanas y tú te giras, escondiéndote de la luz que entra por la ventana a primera hora del día. Me encanta cuando me miras y me guiñas el ojo derecho. Me gusta cuando escondes los utensilios de cocina para que no los usen los marcianos cuando nosotros no estamos. La nevera es el lugar perfecto para guardar el lavaplatos y el estropajo. Ellos nunca mirarán ahí. Me encanta cuando te comes contento los platos que cocino, incluso aquellos que nunca te han gustado. Me encanta que le eches kilos de orégano a todo para que te sepa a pizza y pasta. Me encanta cuando me enfado y me haces reír. Me pongo muy seria pero cuando te das la vuelta sonrío. Me gusta ir al súper juntos y pasear por los pasillos discutiendo sobre lo que necesitamos porque ya no tenemos más en casa, y salir con las bolsas llenas de chuches y caprichos. Me gusta saber que si tengo una pesadilla y me despierto en medio de la noche tu no me harás ni caso, así entiendo que es una tontería y no debo darle importancia (y a la pesadilla tampoco, jaja). Me encanta cuando me abrazas dormido, y que nunca te acuerdes de haberlo hecho. Me encanta cuando me besas y me acaricias, y hasta aquí puedo escribir. 

¿Sabes que cada vez que te peinas te miro a través del espejo, y que cuando sales de la ducha, y eliges que ropa ponerte, es el momento en el que estás más guapo del día?
Me encanta sentarme contigo en cualquier terraza de esas carísimas que frecuentamos, a pesar de andar justos de pelas, y que empieces a reír tú solo, contándome alguna anécdota de Fede y los demás.
Me gusta llegar a casa después de trabajar y que me esperes viendo una peli. Siento quedarme siempre dormida tan pronto, de verdad que es casualidad que me pase después de que se acabe toda la coca cola y las palomitas.
Pero lo que más me gusta de todo, todavía son tus ojos.

sábado, 12 de octubre de 2013

Dos finales.

Puto mundo interior. Así empieza mi canción. Ya ves, yo tan segura de mi y mis convicciones. Tan segura de tu amor. Conseguimos lo que anhelamos, los sueños se cumplen. Ya estás en casa cuando llego de trabajar, cenamos en nuestros platos blancos y nos relajamos en nuestra bañera. Yo me sumerjo y aguanto la respiración. Busco aire. Y cuando salgo del agua, y la luz de las velas me alumbran me encuentro a solas con tu alma. Esa que vende amor. Yo sigo soñando con tus girasoles, están llenos de amor y frustración, llenos de calma, llenos de pasado que quema todavía. Sigue siendo mi amor tan fuerte como para pasar por alto mis valores. Esta historia tiene dos finales, uno feliz. Tierno, profundo como tu mirada. Y otro de bostezos y risas nerviosas, lleno de historias ocultas.

Todos tenemos un pasado.

Me encanta ponerme melodramática, no lo puedo evitar. Tú ya me lo decías. ¿Sabes? los años han pasado y tenías razón, encontraría a alguien con quien ser feliz, pero te equivocabas en una cosa, no es alguien desconocido que aparece de la nada y me enamora sin pasado.También tenías razón en aquello de que el padrino es un peliculón, y vale, lo admito, te das ese aire con Mikel que siempre decías tener. El otro día vi la foto de un pulpo y no pude evitar hacer una mueca, recordando como decías una y otra vez; ¡mira, un pulpo! cuando pasábamos por aquella escultura de colores. Menos mal que ya no tengo que volver a la biblioteca porque en cada mesa del fondo a la derecha me imaginaba tus Eding rojo y verde y tus apuntes encuadernados esperándote a las 4 en punto de la tarde. Tenías razón, yo nunca supe lo que quería. Lo sé, porque aún ahora a veces sigo sin saberlo. Yo era un alma libre, alborotada, espontánea. La persona perfecta para disfrutar a tope el último año de carrera. Tú un clásico veterano, yo una nueva gloria. Sonrío cuando pienso que fui una chica codazo, si; tu amigo me contó como le golpeaste disimuladamente el primer día que me viste. Me pregunto si aún te entrarán ganas de dar codazos a tus amigos cuando una chica te parece guapa, aunque supongo que contendrás tus ganas, por respeto a la increíble mujer que te acompaña. Me pregunto si ella también te ha puesto un nuevo nombre cariñoso como el que yo había inventado para ti. Mis amigas aún me llaman por el que tú inventaste. Me pregunto si aún sigues pensando que si supieras tocar la guitarra serías un crack, y si aún no has vuelto a escuchar a Quique González porque empezó a parecerte un llorón. Me pregunto si sigues dejando un hueco para el postre después de cada comida. Se me pasa por la cabeza si sigues pensando que el inglés se te da fatal y que Aterriza Como Puedas es la mejor película de la historia, después de La Princesa Prometida. Y me pregunto si aún crees que no hay nada mejor que dormir haciendo la cucharita.  
Todos tenemos un pasado. 
Escrito el 12 de Octubre de 2013.

viernes, 20 de septiembre de 2013

El pasado.

El pasado es un bucle. Es peligroso y adictivo. Es como una droga blanda. Pruebas a pensar en ello y desagrada. Parece que algo por dentro te desgarra lentamente las entrañas e hiere cada centímetro de tu estómago y de tu esófago llegando hasta la garganta. Pero a la vez atrapa, y quieres recordar más. Y descubrir más, saber más. Cuadrar fechas y planes pasados. Besos dados, besos robados, palabras mal dichas. Mentiras y verdades. Y entras en el bucle, el huracán de las dudas, de los miedos, de las inseguridades. Es tan desagradable y dramático como gratificante. Es morbo. Es drama. El pasado es un bucle.

lunes, 20 de mayo de 2013

Recapitulemos.

Escucho éxtasis, aún recuerdo cuando estábamos así. L se merece una matrícula de honor, y está feliz en Madrid. Está al final del laberinto rodeada de la mejor compañía. C siguió adelante y no lo hizo nada mal. Mujer con recursos. En el exilio se vive bien, tranquilo. Echando de menos las noches al fresco con camisetas de manga corta y bailes de playa. Pero saboreando rápidamente la independencia. Mucha tranquilidad, sin conflictos. Los días pasan fugaces. Y en cuanto a R... duerme a mi lado mientras escribo.

domingo, 3 de marzo de 2013

Medianoche en Porto.

La sala de copas estaba vacía, sonaba de fondo un fado con aire sesentero. Se sentó en una de las banquetas de terciopelo rojo y pidió un Whisky con hielo. El botones desapareció tras los cristales de colores. Miró el reloj, iban a dar las doce. Se aflojó la corbata y dio un sorbo. Pensaba en nada, miró la llave de la habitación despreocupado. Cogió la copa y se sentó frente al piano. Comenzó a tocar suavemente las teclas, acariciando lentamente la madera del instrumento. Miró el reloj de la pared, ya pasaban de y cuarto. Se desabrochó el botón del cuello de la camisa y tomó aire. Entonces, suspiró y siguió tocando.  De entre la oscuridad de la sala pudo ver acercarse una sombra, acompañada del ruido de tacones. Era ella, llegaba tarde, pero más hermosa que nunca. Se miraron fijamente. "-Vengo para quedarme" Susurró. El se levantó y la cogió por la cintura. La besó en silencio, y solo acertó a decir; "-Por un momento creí que no vendrías, pero cuando comencé a tocar no lo dudé ni un instante". Ella sonrió y dijo; "-No es la música lo que me ha traido aquí."

Cloro.

Huele a cloro. El agua se desliza por el desagüe. Fluyen los pensamientos, como las gotas que golpean fuertemente la mampara. Incertidumbre en dos metros cuadrados. La toalla está fría, tapa la inseguridad unos segundos. Aire caliente, arde contra ti. Tú. Ese ser lleno de miedos, que se vestirá y se maquillará los ojos con cuidado. Aprisa los labios. Sin calma, sin pausa, y saldrá a la calle con su mejor sonrisa. Vuelvo a escribir de nuevo.