Realidad.

Cuando te inventas un mundo nuevo, cuando te fugas de tu vida. Cuando vives experiencias paralelas. Es en esos momentos cuando tu felicidad es inmensa, e inmensamente ficticia. El fondo de tu alma te dice que es cierto, pero con el tiempo, tu cabeza acaba chivándose de la verdad. Cuando regresas a la realidad y te balancea, sacudiéndote bien fuerte, dejándote quieto y sedentario, es entonces cuando asimilas que es hora de buscar un camino que empiece por R, de real.

Te entiendo.

Lo entiendo, es súper divertido. Con él ríes sin parar, con un abrazo te transporta a un lugar seguro. Ya lo se, fuiste muy feliz. Te entiendo. Entiendo que te guste verle arriba, entonando, moviendo las piernas siempre al mismo ritmo. Lo se, mola su sonrisa. Se lo difícil que es desprenderse del pasado, de las imágenes piratas que abordan tu mente, y les da igual la hora que sea del día. Se mejor que nadie lo que cuesta dejar de esperar eternamente. Que si, que entiendo que es el mejor haciendo la vida agradable, que su energía contagia. Y entiendo que te gusten sus besos. Pero a veces hay que arrancar el último pétalo de la margarita y ser valiente. Tanto como para publicar este texto. Me has inspirado. 

Otra para L.

Te vi gritar, feliz, saltando y cantado sin ser Diciembre. Te sentí cerca. Eufórica, contenta, sencilla y grande. Al salir del Backstage, cogimos un taxi particular a domicilio y en la puerta preguntamos por el tío de Animales. Estaba el técnico de Daikiry, y el hermano de tu ídolo. Reías convencida con tu fiel amiga Estrella. Sonreí por ti, por verte así. Completa. Por estar en este mundo por un rato. Creí que podía ser más de mi, encontrar un hueco. Cantamos como locos. Cuando trajeron la tercera ronda el del sombrero se esfumó con una rubia platino, en honor al maestro, y tu te quedaste entonando con Camarón en el suelo. Y ahí estoy ahora, en cunclillas, en frente de tí, en el sitio de tu recreo.

Así lo entendimos.

Así fue como entendimos que nada debería estar prohibido. Que nadie debe decirte si debes pisar o no la hierba descalzo en primavera. Que cada cual es libre de pasear por la orilla sin zapatos, esperando a que amanezca. Comprendimos que no solo las monedas tienen dos caras. Entendimos que los libros sirven también para secar flores, y tréboles de cuatro hojas. Tréboles que están esperando pacientes a que tu los encuentres, y poder así marcar la hoja de alguna de tus historias. Así entendimos que las penas sirven también para recibir abrazos fuertes y cálidos, de los que te dejan sin respiración y después, sonreir está tirado. Así fue como comprendimos que la distancia sirve para aprender a hacer lazos y que queden bonitos. Entedimos que la justicia sirve para hacer fiestas, y balancear copas a nuestro paso. Así fue como las noches dejaron de ser de la luna, y empezaron a ser nuestras.

Fue así como lo aprendimos;  a base de primaveras, esperando amaneceres, con penas y abrazos , y también sonrisas fáciles, reforzando lazos y bailando durante largas noches. Y me ha gustado.

Furia.

Llueve a cántaros. Con furia. Las gotas rompen fuerte en los cristales y yo ardo por dentro. Los músculos se tensan, es poco el aire que entra. Ardo al pensar en tus ojos verdes, infectados. En tu pasado que me ciega, que me asfixia y en la facilidad que tienes para traerlo a mi presente. Me inquieta tu mundo, los clichés, las mentiras, el aparentar. Los negativos de las fotos nunca salen a la luz. Sonrisas a todo color. Ardo, por tus mentiras maquilladas y tus desvíos de tema. Aquí se acaba lo que nunca empezó, es hora de poner fin a esta rabia que invade, que quema, y que ni siquiera la lluvia es ya capaz de apagar.