Cuando te inventas un mundo nuevo, cuando te fugas de tu vida. Cuando vives experiencias paralelas. Es en esos momentos cuando tu felicidad es inmensa, e inmensamente ficticia. El fondo de tu alma te dice que es cierto, pero con el tiempo, tu cabeza acaba chivándose de la verdad. Cuando regresas a la realidad y te balancea, sacudiéndote bien fuerte, dejándote quieto y sedentario, es entonces cuando asimilas que es hora de buscar un camino que empiece por R, de real.
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