Te vi gritar, feliz, saltando y cantado sin ser Diciembre. Te sentí cerca. Eufórica, contenta, sencilla y grande. Al salir del Backstage, cogimos un taxi particular a domicilio y en la puerta preguntamos por el tío de Animales. Estaba el técnico de Daikiry, y el hermano de tu ídolo. Reías convencida con tu fiel amiga Estrella. Sonreí por ti, por verte así. Completa. Por estar en este mundo por un rato. Creí que podía ser más de mi, encontrar un hueco. Cantamos como locos. Cuando trajeron la tercera ronda el del sombrero se esfumó con una rubia platino, en honor al maestro, y tu te quedaste entonando con Camarón en el suelo. Y ahí estoy ahora, en cunclillas, en frente de tí, en el sitio de tu recreo.
domingo, 13 de mayo de 2012
Otra para L.
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