Llueve a cántaros. Con furia. Las gotas rompen fuerte en los cristales y yo ardo por dentro. Los músculos se tensan, es poco el aire que entra. Ardo al pensar en tus ojos verdes, infectados. En tu pasado que me ciega, que me asfixia y en la facilidad que tienes para traerlo a mi presente. Me inquieta tu mundo, los clichés, las mentiras, el aparentar. Los negativos de las fotos nunca salen a la luz. Sonrisas a todo color. Ardo, por tus mentiras maquilladas y tus desvíos de tema. Aquí se acaba lo que nunca empezó, es hora de poner fin a esta rabia que invade, que quema, y que ni siquiera la lluvia es ya capaz de apagar.