miércoles, 21 de marzo de 2012

Cocunde.

Permitidme que os cuente algo divertido,
de como hicimos un alto en el camino.
Comenzamos a entenderlo aquel verano fugaz,
mientras bebíamos en la playa sin ningún disfraz.
Sombreros de paja y gafas de sol,
al caer la noche e irse el día,
¡a liarla en la bahía!.
Cogimos un barco, dirección alta mar,
sangría y música, gran combinación,
las carcajadas se oyeron más alla de la embarcación.
En una cala perdida cometimos traición,
y cuando fue por la mañana, a plena luz del sol,
pedaleamos sin camiseta hasta el mar menor.
Aquella misma tarde, o tal vez no,
subimos a un Ferrari descapotable cuatro parejas de dos.
Por las mañanas en la piscina recuento final
"cocunde el plan tía, esta noche más".
Y una de mis amigas gritó convencida "¡De aquí no me voy!",
al pie de la letra el más allá lo entendió,
esa misma mañana se quedó dormida y perdión su avión.
Cuando recuperamos el aliento salimos a celebrarlo,
una fiesta en un chalet y mucho Whisky largo.
Comimos paella por darnos un homenaje,
de postre las olas del Bora Bora nos parecieron la mejor opción,
colchoneta en mano, dispuestas a darnos un chapuzón.
Y al volver en el aire,
de las turbulencias ni nos enteramos,
dormíamos la más dulce resaca que tendremos en años.

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